Visitas al colmenar (Aia). Invitados en casa de la reina

Las aventuras de la abeja Maya se emitieron en nuestro país por primera vez en 1978. Desde entonces, miles de españoles han crecido con las andanzas del simpático insecto a rayas. Sin embargo, puede que no todos los lectores conozcan a fondo la vida en una colmena, que va mucho más allá de pasearse entre las flores de «un país multicolor» el busca de su polen. Con el objetivo de mostrar al público la atareada vida de las abejas, la Mancomunidad de Urola Kosta organiza una serie de visitas guiadas al colmenar didáctico del Parque Natural de Pagoeta durante los meses de julio y agosto.
La salida comienza a las 10.30 horas en la Iturraran Parketxea (el Centro de Información del parque), donde los asistentes podrán ver (bien protegidos de los aguijonazos tras una malla metálica) la apertura de una colmena. En cada una de estas construcciones habitan entre 60.000 y 80.000 ejemplares, perfectamente organizados para desarrollar su vida en común. Para poner orden, una única reina cuya labor es poner huevos durante sus cuatro o cinco años de vida.

La abeja es un insecto social que vive en comunidad y trabaja sin descanso para garantizar la supervivencia de su especie. A lo largo de su vida se reparten las tareas a conciencia: forman sus casas, fabrican su comida (miel y jalea real), alimentan a sus crías y recolectan polen. Ninguno de los habitantes de la colmena puede vivir en ella si no aporta nada su sociedad. De hecho, durante los meses de invierno, en los que la abeja reina no pone huevos y no necesita de los zánganos (los ejemplares machos) para fecundarlos, estos son forzados a abandonar la colmena. Raras veces se niegan: si lo hacen les espera una dolorosa muerte a manos de los aguijones de sus propias hermanas.

Además de conocer a fondo el modo de vida de estos insectos (desde el nacimientos hasta la muerte, pasando por la reproducción) y aprender a diferenciar los especímenes, los visitantes participan en un taller en el que prueban miel, jalea real y polen y confeccionan sus propias velas. Un buen plan para divertirse en familia durante el verano, que además viene con moraleja para los más pequeños: en una colmena, como en la vida, no se consiente la dejadez.